Urano, el penúltimo planeta de nuestro Sistema Solar, contiene 27 lunas en total. Las cuatro más grandes son Ariel, Umbriel, Titania y Oberón.
Una curiosidad es que, a diferencia de la mayoría de los cuerpos del Sistema Solar que toman nombres de la mitología greco-romana, la denominación de los satélites de Urano derivan de obras de los escritores William Shakespeare y Alexander Pope.
La exploración de Urano ha sido extremadamente limitada y se reduce al paso de la sonda Voyager 2 en 1985. Fue la única vez que pudimos acercarnos al planeta y a sus lunas y recoger datos sobre él. Recientemente, el estudio de esos datos, sumados a los obtenidos por las observaciones de potentes telescopios, han abierto una nueva percepción de Ariel, Umbriel, Titania y Oberón; los mayores satélites de los 27 conocidos hasta la fecha. Probablemente contienen océanos de agua bajo sus cortezas heladas.
La autora principal del estudio, Julie Castillo-Rogez, destacó que este descubrimiento es especialmente notable, ya que previamente se consideraba improbable la existencia de agua líquida en cuerpos celestes de menor tamaño.
Por último, los astrónomos señalaron que estas lunas parecen estar lo suficientemente aisladas como para tener el calor interno necesario para sustentar el agua en forma líquida, los océanos. Además, se identificó una posible fuente de calor en los mantos rocosos de las lunas, que liberaría líquido caliente y contribuiría a mantener los ambientes aptos.
Según Castillo-Rogez este descubrimiento abre nuevas puertas en nuestra comprensión del Sistema Solar y nos acerca a la posibilidad de encontrar vida más allá de nuestro propio planeta.
Ahora la NASA está pensando en incluir entre sus proyectos de exploración uno que nos llevaría de vuelta allí casi cuatro años después y explorar por fin de cerca la periferia más fría del sistema solar.
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